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Este complejo fabril se levanta a principios de siglo en la periferia de la ciudad, en una amplia extensión de terrenos situados en uno de los márgenes de la carretera Sevilla-Málaga, próximos al templete de la Cruz del Campo, del cual toma la imagen de la marca y la denominación. En Sevilla, las primeras fábricas de cerveza /de carácter artesanal y reducidas dimensiones/ datan de 1868; la primera dirigida por Magín Margades /calle Céspedes 2/ y la segunda por Juan Wittman /calle Palmas 86/ y por último, en 1880, otra dirigida también por un centroeuropeo C. Dekinder /calle Universidad 6/. Todos estos ejemplos precedentes de la fábrica de la Cruz del Campo, encargada por la familia Osborne a dos arquitectos alemanes. Desde su construcción, el núcleo original ha sufrido reformas y ampliaciones, manteniendo siempre su uso. Las más significativas se deben a una gran empresa de arquitectura OTAISA, con Felipe y Rodrigo Medina, Alfonso del Toro y Manuel Trillo. El proyecto es de los arquitectos W. Wrist y F. Stoltze /1903/, que incorporan una imagen y tipos fabriles ajenos a los usuales locales en las mismas fechas. Se trata de diversos edificios que resuelven el programa funcional de producción, manufacturado, almacenamiento y oficinas, según modelos fabriles centroeuropeos.
La pieza más emblemática es el núcleo original que destaca por su gran cubierta de fuerte pendiente a dos aguas. Ha sido objeto de diversas intervenciones, R. y F. Medina Benjumea /Silo de Malta y Edificio de Conocimiento 1939-1965/, M. Trillo Leyva /1968-69/, V. Pérez Escolano /1976/, F. Piñar Parias /Adecuación para Oficinas de Dirección y Ventas del edificio situado en la Avenida de Andalucía 1996-97/. Todas las intervenciones fueron necesarias para adecuar la fábrica a sus nuevas necesidades y tomaron como punto de partida la valoración de los elementos industriales construidos acentuando sus valores constructivos y espaciales, excepto la última intervención, las oficinas de dirección y ventas. El Silo de Malta y el Edificio de Cocimiento de la Factoría Cruzcampo se encuentra ubicado en la avenida Luis Montoto. Se trata de un bloque prismático de cuatro plantas de altura, y adosado por uno de sus laterales a una edificación anexa. En la más pura tradición fabril centroeuropea, las fachadas de este edificio se componen con unos criterios de austeridad bastante inusuales en la arquitectura andaluza de posguerra. Frente al módulo de ventana cuadrado que se repite en las plantas superiores, son las grandes aperturas parabólicas de la planta baja las que caracterizan su imagen. A ello hay que añadir las celosías de lamas de vidrio abatibles que cierran todos estos huecos, y el cambio de textura que se produce en la fachada más urbana del mismo, donde el ladrillo visto del resto del bloque es sustituido por un enfoscado posteriormente pintado en blanco.

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